Digámoslo así. Cada hombre se merece la mujer que tiene. En este caso, el marido es un holgazán. La mujer trajo al cabrón y en lugar de echar inmediatamente a la esposa y al amante de la casa, se limitó a decir unas frases de objeción que no tenían ningún peso entre esos dos. Una humillación aún mayor fue cuando, después de que su esposa había sido follada, cogieron y salpicaron de semen la cara del marido y éste volvió a dar una bofetada.
Papá tiene un reparto de tareas en la casa: su mujer le cocina, su hija le chupa la polla. Incluso se corre en su coño para darle nietos. Y si se casara, papá, como un hombre honesto, ¡se correría en su boca!