La vieja descarada ni siquiera miró el hecho de que era su joven hijo y le hizo follar en todas las posiciones conocidas. Se notaba, por sus gritos apasionados, que le gustaba el cuerpo joven del chico y su juguetón amigo. Da la sensación de que si hubiera podido, se habría tragado no sólo la polla con placer, sino al hijo entero. La madre no era ajena a los placeres sexuales y enseñó mucho al joven seductor.
La madre lleva mucho tiempo esperando este acontecimiento. Para su hijo no es sólo una graduación, sino también un billete para la edad adulta. Así que la madre decidió dar a su hijo las bases de la ciencia, que necesitaría en el instituto, para que no se sintiera virgen y perdedor.